
Las cantoras del norte neuquino tienen la piel
arrugada de tanto fuego y frío que cruza por la Cordillera del Viento y
sus manos empuñan guitarras que gimen sonidos extraños en ritmos de
cueca o de tonada.
Sus voces son inconfundibles y sus canciones cuentan historias que vuelan y viajan en el tiempo. La cantora repite versos y melodías que escuchó cuando era niña y sus
nietas hoy copian esos sonidos.
"La tonada es música de mujeres y la milonga de los varones". Esta frase
la pronunció alguna vez, en una fiesta popular, una de las 200 cantoras
del norte neuquino que les hablan a la tierra y al amor.
Las cuerdas de sus guitarras acompañan tradiciones que llegan desde un
pasado indígena e hispánico que cruzó desde Chile a fines del siglo
último.
Las cantoras son protagonistas de celebraciones religiosas en tiempos de cosecha, de cría de animales y de festejos del amor cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio. Por sus venas corre sangre indígena y criolla. Ellas viven en los campos de Chos Malal y Andacollo, donde la Cordillera del Viento. es una mole de tierra tan elevada que parece acariciar el cielo.
Las cantoras son famosas en todo el norte del Neuquén. Viven en
Varvarco, Las Ovejas, Buta Ranquil, Barrancas y Tricao Malal, criando
hijos y animales, cosechando lo que se puede y acompañando al hombre con
el que se unieron para vivir hasta el final.
Video casero de la cueca en un encuentro en Chos Malal.
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